SOMBRAS NEGRAS
En el penal de la ciudad se contaba que, durante las silenciosas noches del sector más abandonado de la cárcel podían escuchar la campanilla de una bicicleta infantil que espantaba a todos los criminales. Incluso al gran Mono Burgos; un hombre fornido y valiente que disfrutaba de matar. El estruendo de platillos rompiéndose contra el piso hacía eco en los oscuros pasillos de las noches solitarias, en una de esas, una figura larga y negra se extendió por la pared frente a los reos… de los que nunca más se supo.
Sasami Hanatsuki